Su vida, corta pero intensa, fue una continua búsqueda de la transgresión. Desde sus primeros años, marcado por una infancia problemática y un comportamiento rebelde, hasta sus actuaciones escandalosas que lo convirtieron en una figura icónica (y odiada) del underground musical, la historia de GG Allin es una exploración fascinante y, a menudo, perturbadoramente, de los límites humanos. Su música y sus performances fueron, al mismo tiempo, un espejo de su tormento interior y una provocación consciente a la sociedad.
Una infancia marcada por la violencia
La vida de GG Allin, nacido como Jesús Christ Allin, estuvo lejos de ser idílica. Su padre, Colby Allin, era un hombre violento que ejercía un férreo control sobre su familia, creando un ambiente de miedo y opresión. El abuso físico y verbal era parte de su cotidianidad. Esta atmósfera familiar turbulenta dejó una profunda huella en el joven Kevin Michael Allin (nombre que adoptó más tarde), quien desde pequeño mostró un comportamiento rebelde y problemático.
La situación empeoró cuando la madre, Arleta, decidió huir con sus hijos en 1961, buscando un escape de la violencia doméstica. Sin embargo, el cambio de entorno no solucionó los problemas del joven Kevin. El acoso escolar, debido a su personalidad retraída y peculiar, se sumó a las dificultades que ya enfrentaba. La violencia y el abuso de su infancia se convirtieron en una constante en su vida, influyendo profundamente en su personalidad y su futura carrera artística.
Su adolescencia estuvo marcada por una escalada de problemas: robos, adicciones, y un comportamiento cada vez más errático. GG Allin confesó públicamente actividades sexuales desviadas, incluyendo la recolección de objetos como ropa interior femenina usada, excrementos y orina. Estos comportamientos, junto con su participación en encuentros sexuales con prostitutas junto a su hermano, delinean una imagen de una persona profundamente perturbada. Todas estas experiencias conformaron la base de la personalidad que lo llevaría a la fama, o infamia, como un artista punk rock.
El ascenso del escándalo: música y performances extremas
El punk rock se convirtió en el vehículo perfecto para la expresión de su caos interior. Aunque comenzó como baterista en varias bandas, su personalidad explosiva y destructiva pronto lo llevó a tomar el frente. Con The Jabbers (1977), encontró una plataforma para su estilo musical, que inicialmente se inclinaba hacia un sonido más melódico. Su primer álbum, Always Was, Is and Always Shall Be (1980), refleja este período, aunque pronto abandonaría esta faceta más “convencional”.
La década de 1980 marcó una escalada en su adicción a las drogas y el alcohol, afectando su higiene personal y su comportamiento en general. La disolución de The Jabbers en 1984 fue un reflejo de esta espiral descendente. Sin embargo, fue en este período que comenzó a definir su estilo escénico único: un estilo que se alejaba de la música convencional y se inclinaba hacia la provocación extrema, usando su cuerpo como lienzo para expresar su dolor.
El punto de inflexión llegó durante un concierto en Peoria, Illinois. Influenciado por laxantes, GG Allin defecó en el escenario durante una presentación con Bloody Mess and the Scaps. Este acto grotesco, lejos de acabar con su carrera, lo catapultó a la fama, aunque una fama basada en el escándalo y la repulsión. A partir de entonces, sus actuaciones se volvieron sinónimo de violencia, autoflagelación, el uso de excrementos y sangre, y una confrontación constante con el público. Su música, en este contexto, se convirtió en un acompañamiento a un ritual de autodestrucción pública.
Relaciones caóticas y problemas con la ley
La vida personal de GG Allin fue tan caótica como sus actuaciones. Su relación con Tracy Dinol, una adolescente que conoció en un concierto, y con quien tuvo una hija, Nico Ann Denol, refleja la naturaleza problemática de sus vínculos interpersonales. Las constantes peleas, la violencia y el abuso de sustancias afectaron profundamente estas relaciones.
Sus problemas con la ley fueron constantes. Allin fue detenido en numerosas ocasiones por una variedad de delitos, incluyendo confesiones de actos violentos contra mujeres. Sus acciones ilegales no eran solo un reflejo de su personalidad rebelde; eran una extensión de su búsqueda constante de la provocación y la transgresión. El comportamiento errático de GG Allin lo llevó a enfrentamientos con las autoridades y al público en incontables ocasiones.
La formación de Murder Junkies en la década de 1990, con la colaboración de Dee Dee Ramone (The Ramones), representó un nuevo capítulo en su carrera. Sin embargo, incluso esta colaboración se vio afectada por el comportamiento impredecible de Allin. Nunca llegaron a compartir escenario, una muestra de la dificultad de trabajar con una persona tan volátil e impredecible. Sus letras, siempre antisistema, reflejaban su visión nihilista y su rechazo a la sociedad. Sus shows, cada vez más extremos, se convirtieron en una manifestación de su filosofía de vida: una vida dedicada a la provocación y la autodestrucción.
La noche final y un funeral polémico
La noche del 27 de junio de 1993 fue una de sus últimas presentaciones, en The Gas Station, Nueva York. Un corte de energía provocó una nueva espiral de violencia y actos escandalosos. GG Allin, tras una pelea con el público y la policía, huyó a su hotel, el Saint Mark Hotel. Allí, consumió heroína, whisky Jim Beam y cerveza, lo que culminó con una sobredosis de heroína que le causó la muerte alrededor de las 9 de la mañana del 28 de junio.
Su funeral, el 3 de julio de 1993, en el cementerio San Rose en Littleton, New Hampshire, fue tan polémico como su vida. Se realizaron dos ceremonias: una tradicional irlandesa y otra al estilo punk, donde se registraron actos de vandalismo y falta de respeto hacia el cuerpo. Este evento demuestra que la controversia que lo acompañó en vida no desapareció con su muerte. La figura de GG Allin trascendió la música, convirtiéndose en un símbolo de la rebeldía extrema y la autodestrucción.
El documental Hated: GG Allin and the Murder Junkies (1993), dirigido por Todd Phillips, muestra sus actuaciones más escandalosas y entrevistas con el músico y personas cercanas. Incluso GG Allin vio una proyección de la película antes de su muerte, en estado de embriaguez, lanzando botellas de cerveza a la pantalla. La amistad de GG Allin con John Wayne Gacy, el asesino serial conocido como Pogo, el payaso asesino, es otro aspecto oscuro de su vida, una relación que comenzó por correspondencia y continuó con visitas de Allin a Gacy en prisión. Gacy incluso pintó un retrato de Allin que se utilizó como portada del documental.
Un artista controvertido: ¿visionario, oportunista o simplemente autodestructivo?
La figura de GG Allin sigue siendo objeto de debate. ¿Era un visionario que usaba el arte como herramienta de protesta y autoexpresión? ¿O simplemente un oportunista que explotaba la controversia para llamar la atención? ¿O quizás solo un individuo profundamente perturbado que encontró en la autodestrucción una forma de lidiar con su dolor y su pasado? No existe una respuesta simple. Su música, aunque considerada por muchos como ruidosa y caótica, refleja un espíritu rebelde y una profunda insatisfacción con la sociedad.
Su carrera musical, marcada por la violencia, el escándalo y la autodestrucción, lo convirtió en una figura icónica y controvertida. La influencia de GG Allin en la cultura punk es innegable, aunque su impacto se encuentra en la periferia de lo aceptable socialmente. Murder Junkies, liderada ahora por su hermano Merley, continúa presentando conciertos intensos, pero con un enfoque más maduro. Aunque la banda continúa con la tradición de la música extrema, se aleja del extremo de la autodestrucción y la violencia que caracterizaba a GG Allin. Su historia, sin embargo, sigue siendo un recordatorio de los límites de la expresión artística y los peligros de la autodestrucción. La complejidad de su figura y su obra continúa generando debates y análisis, asegurando que su nombre y su música permanezcan en la historia del punk rock.